Su mujer iba a reunirse con él unos días más tarde: Abengoa pensó que a ella el hotel le gustaría. A las mujeres, me dijo, les gusta ir a sitios que parezcan de época, les hacen sentirse distinguidas y románticas:
-Si de algo entiendo yo, Claudio, es de hoteles y de mujeres. Pero desengáñate, la experiencia me dice que no hay hotel como la casa de uno, y en lo que respecta a las mujeres, después de haber probado algunas (no tantas como camas de hotel, no vayas a creerte), me quedo con la mía. Seguro que me comprendes, tú tienes mucha cara de casado. Ojo, no digo que lo estés: digo que tienes cara de casado, eso es también como un sello, como el que llevamos los españoles en el extranjero.
Carlota Fainberg. ANTONIO MUÑOZ MOLINA. Edit. Alfaguara
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