Obligado por su enfermedad a permanecer en la cama, Lorbio se hizo poner en su habitación de hospital dos grandes espejos paralelos; uno cubre la pared izquierda, el otro la derecha. De esta manera el enfermo se ve reflejado de pies a cabeza, de un lado y de otro, y puede imaginarse que está en una habitación o pasillo de tres, de muchas camas, en compañía de una gran cantidad de enfermos que, por otra parte, se le parecen mucho. Lorbio, a sus vecinos de cama, los llama Derechino e Izquierdino: Derechino parece ligeramente más joven que él; Izquierdino es el más viejo de los tres; en cuanto al resto, los tres siempre hacen las mismas cosas, o casi, a la misma hora y con los mismos movimientos. En este sentido, puede decirse que ninguno vio nunca a tres compañeros de habitación estar tan perfectamente de acuerdo (…)
Cuando Lorbio se levanta para mostrar a Izquierdino la nueva novela de Tarzán que le trajo su prima, y se la ofrece para compararla con la que poco antes su amigo recibió de regalo de su sobrina, Derechino se levanta discretamente y dirigiendo la espalda a los dos muestra él también su novela de Tarzán al otro vecino de cama. Y él hace esto porque en la vasta sala, hasta donde la mirada se pierde, todos los enfermos se levantaron al mismo tiempo para comparar sus novelas de Tarzán. Pero Lorbio no presta atención a los enfermos lejanos, sobre todo porque no ve bien y además porque no sabe ni quiénes son ni cómo se llaman.
J. RODOLFO WILCOCK. El estereoscopio de los solitarios. Edit. EDHASA
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urbanismo
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VARGAS LLOSA
veintitantos
ventana
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verdad
viajar
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WILCOCK
WILDE
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ZWEIG
20120427
20120426
H... DE HÉROE
Lanzarote me miró fijamente, con aquellos ojos que cambiaban de color según el acorde de la voz y dijo con oscuro énfasis:
-¡Necesitamos un héroe, compañero!
-No entiendo.
-Es muy sencillo. Estamos atascados. No hay salto adelante. No nos engañemos. De mí para ti, compañero, el estiércol que fecunda la Historia es la sangre. ¡Alguien tiene que morir por la causa!
—¿Qué estás diciendo? Rechazamos la violencia hace tiempo. Si yo estoy con vosotros es por
eso. Porque quería luchar contra la muerte.
—Escucha bien, Arturo. No se trata de matar. Se trata de lo contrario. De una inmolación.
Alguno de nosotros tiene que sacrificarse para que nazca un héroe. Morir para triunfar. ¿Entiendes ahora?
MANUEL RIVAS. Las llamadas perdidas (El héroe). Edit Alfaguara
-¡Necesitamos un héroe, compañero!
-No entiendo.
-Es muy sencillo. Estamos atascados. No hay salto adelante. No nos engañemos. De mí para ti, compañero, el estiércol que fecunda la Historia es la sangre. ¡Alguien tiene que morir por la causa!
—¿Qué estás diciendo? Rechazamos la violencia hace tiempo. Si yo estoy con vosotros es por
eso. Porque quería luchar contra la muerte.
—Escucha bien, Arturo. No se trata de matar. Se trata de lo contrario. De una inmolación.
Alguno de nosotros tiene que sacrificarse para que nazca un héroe. Morir para triunfar. ¿Entiendes ahora?
MANUEL RIVAS. Las llamadas perdidas (El héroe). Edit Alfaguara
20120421
G... DE GRIEGOS (...y griegas desconocidas...)
¿Piensas tú que el arte griego nos cuenta alguna vez cómo
eran los habitantes de Grecia? ¿Crees que las mujeres atenienses eran como las majestuosas figuras del friso del
Partenón, o como esas maravillosas diosas que aparecían sentadas en los frontones triangulares del
mismo edificio? Si juzgas por el arte, ciertamente lo eran. Pero lee a una autoridad como Aristófanes,
por ejemplo. Te enterarás de que
las damas de Atenas iban muy ceñidas, calzaban tacones altos, se teñían el pelo
de rubio, se pintaban y se daban colorete, y eran exactamente como cualquier
tonta mundana o descarriada de nuestros días. El hecho es que nos asomamos a
los tiempos pretéritos exclusivamente a través del arte, y es una gran suerte
que el arte no nos haya dicho la verdad ni
una sola vez.
OSCAR WILDE. La decadencia de la mentira. Edit. Siruela
20120416
F...DE FRANCESES (o cualquier otro lugar…)
¿El qué?
Ese desprecio constante, esa actitud. Ahora los niños la han
adoptado.
¿En serio?
Sí, en serio. No quiero que crezcan adoptando acitudes como ésta.
Quiero que viajen, que vayan a sitios, que sean abiertos de mente.
¿A Francia? ¿Quieres que vayan de viaje a Francia?
Claro que sí. Me gustaría mucho que viesen Francia. ¿Por qué
no?
Bueno, pueden ver Francia si quieren. Me da igual que vean
Francia.
No querrán ver Francia si ya tienen cosas en contra.
¿Cómo qué?
Se burlan del acento. Creen que lo francés es pretencioso y
estúpido.
En eso tienen razón.
No tiene gracia, Henry. A ti a lo mejor te lo parece pero
ellos no entienden ese tipo de sarcasmo. Son demasiado pequeños. Creen que va
en serio.
Es que va en serio.
No se puede hablar contigo.
Sam Shepard. EL GRAN SUEÑO DEL PARAISO. Edit. Anagrama
20120414
E... DE ENFERMEDAD
La enfermedad, en cuanto fuerza indefinida, es una amenaza
potencial contra nuestra existencia, y todos somos altamente conscientes de que
esa existencia es única. En otras palabras, la enfermedad participa de nuestra
propia singularidad. Al temer su amenaza, la abrazamos y la hacemos
especialmente nuestra. Por eso se siente tan aliviados los pacientes cuando el
médico da un nombre a aquello que les aqueja. Puede que el nombre no signifique
nada para ellos; pueden que no entiendan nada de lo que significa, pero puesto
que tiene un nombre, habrá de tener también una existencia separada de ellos. Ahora
pueden luchar contra ello, o quejarse de ello. Cuando la dolencia es reconocida,
es decir, definida, limitada y despersonalizada, uno se hace más fuerte.
John Berger. UN HOMBRE AFORTUNADO. Alfaguara
John Berger. UN HOMBRE AFORTUNADO. Alfaguara
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