ALFABETICAMENTE HABLANDO...

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20111227

V… DE VERDAD (de un experimentado "investigador")

Cuando vuelvo a ver al coronel Joll en su primer rato libre llevo la conversación al tema de la tortura.
-¿Qué ocurre si el preso dice la verdad –le pregunto-, pero nota que no le creen? (…) ¿Cómo puede usted saber cuándo un hombre le ha dicho la verdad?
-Existe un tono especial en la voz del que dice la verdad. El entrenamiento y la experiencia nos enseñan a reconocer ese tono.
-¡El tono de la verdad! ¿Puede reconocer ese tono en la conversación cotidiana’ ¿Oye si yo digo la verdad?
Es el momento más íntimo que hemos tenido hasta ahora, un momento que él ahuyenta con un ligero ademán.
-No, me está malinterpretando. Ahora hablo solo de una situación determinada, de una situación en la que investigo para dar con la verdad, en la que tengo que presionar para encontrarla. Al principio solo obtengo mentiras, así es, primero solo mentiras, entonces hay que presionar; después más mentiras, entonces hay que presionar más; luego el desmoronamiento, tras este seguimos presionando, y por fin la verdad. Así es como se obtiene la verdad.
El dolor es la verdad, todo lo demás está sujeto a duda.
J. M. COETZEE. Esperando a los bárbaros. Debolsillo

20111216

U... DE UNIVERSO (dónde conviven rosas y peras)

Habría que conocer la táctica del universo, porque el universo tiene su propia táctica, pero a los laboratorios se les escapa... El binomio de Newton es algo grande, pero las matemáticas tienen otras profundidades, otros misterios. ¿Que filosofo? Me disculparás, di algo tú, bueno, mejor no, ya filosofo yo, deja que lo haga, ¿me lo permites? Vosotros filosofáis siempre, todos vosotros, los sabihondos, nos explicáis el mundo, todos quieren explicarte el mundo... Una rosa es una rosa, es una rosa. Pues no, en absoluto. ¿A que no sabes que el rosal y el peral pertenecen ambos a la familia de las rosáceas? Estúdiate la botánica, el peral da peras y el rosal da rosas, ¿te parece lo mismo?.. Pues entonces déjame filosofar. Por lo demás no me queda mucho, ya lo ves...
Antonio Tabucchi. TRISTANO MUERE. Edit. Anagrama

20111210

T... DE TRABAJO ( ...y su extinción)

-Liberarlos del trabajo –sonrió Lida-. ¿Acaso es posible?
-Sí. Encárguense de una parte del trabajo de ellos. Si todos los habitantes de la ciudad y del campo, todos sin excepción, consintiéramos dividir entre nosotros el trabajo que en general realiza la humanidad para la satisfacción de sus necesidades físicas, a cada uno le correspondería quizá más de dos o tres horas por día. Imagínese que todos, los ricos y los pobres, trabajamos solamente tres horas por día y el tiempo restante nos queda libre. Imagínese también que (para depender menos aún de nuestro cuerpo y trabajar menos) inventamos máquinas que nos reemplazan en ciertas labores y tratamos de reducir la cantidad de nuestras necesidades hasta el mínimo. Nos temp1amos a nosotros y a nuestros hijos para no temer al hambre y al frío y no tener que temblar constantemente por la salud de ellos, como tiemblan Ana, Mavra y Pelagia. Imagínese que no nos curamos, no mantenemos farmacias, ni fábricas de tabaco y de bebidas alcohólicas, ¡cuánto tiempo libre nos queda! Todos, en común, dedicamos este ocio a 1as ciencias y a las artes. De la misma manera como a veces todos los mujiks de una aldea se unen para arreglar el camino, nosotros, mancomunados todos, buscaríamos la verdad y el sentido de la vida, y (estoy seguro de ello) la verdad sería descubierta muy pronto; el hombre se liberaría de este constante, penoso y deprimente miedo a la muerte y aun de la misma muerte.
Antón Chejov. LA CASA DEL SOTABANCO. (Edit. Petronio)

20111205

S... DE SIRENA (...más bien de "sireno")

A última hora les dolió devolverlo huérfano a las aguas, y le eligieron un padre y una madre entre los mejores, y otros se le hicieron hermanos, tíos y primos, así que a través de él todos los habitantes del pueblo terminaron por ser parientes entre sí. Algunos marineros que oyeron el llanto a la distancia perdieron la certeza del rumbo, y se supo de uno que se hizo amarrar al palo mayor, recordando antiguas fábulas de sirenas. Mientras se disputaban el privilegio de llevarlo en hombros por la pendiente escarpada de los acantilados, hombres y mujeres tuvieron conciencia por primera vez de la desolación de sus calles, la aridez de sus patios, la estrechez de sus sueños, frente al esplendor y la hermosura de su ahogado. Lo soltaron sin ancla, para que volviera si quería, y cuando lo quisiera, y todos retuvieron el aliento durante la fracción de siglos que demoro la caída del cuerpo hasta el abismo. No tuvieron necesidad de mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás.
El ahogado más hermoso del mundo  GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ. (Todos los cuentos) Edit. Plaza & Janés