ALFABETICAMENTE HABLANDO...

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O... DE OLVIDAR

La mujer del cabello corto tiene una llave y entra a la casa cuando el sol sube y cuando el sol se pone y la viste y le da de comer. Si pasa algo que no ha planeado, si la mujer tira la cuchara al piso o si el día se arruina y llueve, se enoja, y la otra no sabe qué hacer. Un día, hoy, después de darle de comer, la mujer del cabello corto pone la televisión y lava un plato o pasa la aspiradora. Nunca le pregunta a la mujer cómo está.
«Si eres mi hija -le dice un día-, eres una mala hija.» «No importa lo que pienses de mí -le responde la hija-, mañana no te acordarás de lo que has dicho, pero yo sí. Y un día me marcharé y te vas a joder, ya lo verás», le dice la hija.
Patricio Pron. El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan. Mondadori

M ...DE MUSEO

“Si usted sigue esta calle se topa con la Museumsinsel. Allí se encuentra el Pergamonmuseum, donde puede usted recorrer el Paseo de los Leones de Babilonia.” Marie quedó sorprendida. “¿Estuvo usted alguna vez allí?”, preguntó. “No hay Museo que no conozca -respondió el doctor Maak con una sonrisa-. Los museos son la forma más perfecta del viaje; permiten conocer lugares distantes y maravillosos sin moverse de la ciudad. En cierta forma, son como la memoria de un viejo.
Están poblados de acontecimientos y de cosas que ya no significan nada.» Marie no supo qué decir. «¿Me llevará allí alguna vez, herr doktor Maak?», le suplicó. El doctor Maak respondió: «Al regresar de mi viaje a Marruecos iremos al Museo y al terminar, en la calle Am Kupfergraben, le compraré una manzana con caramelo». Marie sonrió.
Patricio Pron. El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan. Mondadori

A ...DE ANÉCDOTA...RUSA

Esta tarde, el muchacho ruso le contó una historia rusa que su padre ruso solía contarle cuando era un niño ruso. Era una historia de un cazador que necesitaba una piel para protegerse del invierno que se acercaba, y salió a buscar un oso, pero todos los osos estaban ya hibernando -el muchacho ruso no utilizó la palabra “hibernar” sino otra similar, pero ella entendió a qué se refería- o estaban en algún otro sitio, y el cazador no encontraba ninguno. Sólo uno estaba despierto, un oso enorme y quizá demasiado listo para ser un oso, que prefería pasarse el invierno mirando pasar el agua bajo el riachuelo congelado o sacudiendo los árboles y dejando que la nieve que acumulaban en sus ramas cayera y lo inundara, antes que hibernando, pero que tenía un problema: tenía hambre y había poco para comer en invierno en el bosque. Un día -esto era inevitable- el cazador y el oso se encontraron finalmente. El cazador se echó el arma al hombro pero no pudo disparar porque ésta estaba congelada porque el invierno era muy crudo y el oso que era demasiado listo para ser un oso, dándose cuenta, se abalanzó sobre él y se lo tragó. Y así, aunque podía parecer que la historia concluía cruelmente, contó el muchacho ruso, no lo hacía, ya que, como sucede en todas las historias rusas, decía, el oso obtenía lo que quería, que era alimento, y el cazador lo que necesitaba, que era abrigo.
Patricio Pron. El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan. Mondadori