ALFABETICAMENTE HABLANDO...

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20120518

L... DE LECTOR


La materia a la que da forma el músico es el sonido. El pintor habla con colores. Por eso ningún lego que sea una persona responsable y solo hable con palabras se atreve a emitir un juicio sobre la música o la pintura. El escritor da forma a un material accesible a todo el mundo: la palabra. Por eso cualquier lector se atreve a emitir un juicio sobre el arte de la palabra. Los analfabetos del sonido y del color son modestos. Pero a la gente que sabe leer no se la considera analfabeta.

KARL KRAUS. Dichos y contradichos. Edit. Minúscula

20120511

J... DE JUEGO (...del derecho y del revés)

El juego consistía en esto, decía Maria do Carmo, nos colocábamos en círculo, cuatro o cinco niños, se contaba y a quien le tocaba se ponía en el centro, apuntaba a uno del corro y le lanzaba una palabra, una cualquiera, por ejemplo mariposa, y el otro debía pronunciarla en seguida al revés, pero casi sin pensar, porque el del centro contaba uno dos tres cuatro cinco, y al cinco ya había ganado, pero si conseguías decir a tiempo asopiram, entonces el rey del juego eras tú, pasabas al centro del corro y lanzabas tu palabra a otro.
Mientras subíamos hacia la ciudad, Mario do Carmo me contaba su infancia bonaerense de hija de exiliados, me imaginaba un patio de barrio lleno de niños, fiestas melancólicas y pobres, estaba lleno de italianos, decía, mi padre tenía un viejo gramófono de bocina, se había traído de Portugal algún disco de fados, era el treinta y nueve, la radio decía que los franquistas habían ocupado Madrid, él lloraba y ponía sus discos, los últimos meses lo recuerdo así, en pijama sobre u n sillón llorando en silencio y escuchando los fados de H i l a r i o y de Tomás Alcaide, yo me iba corriendo al patio a jugar al juego del revés.

ANTONIO TABUCCHI. El juego del revés. Edit. Anagrama

20120427

I... DE IMAGINACIÓN

Obligado por su enfermedad a permanecer en la cama, Lorbio se hizo poner en su habitación de hospital dos grandes espejos paralelos; uno cubre la pared izquierda, el otro la derecha. De esta manera el enfermo se ve reflejado de pies a cabeza, de un lado y de otro, y puede imaginarse que está en una habitación o pasillo de tres, de muchas camas, en compañía de una gran cantidad de enfermos que, por otra parte, se le parecen mucho. Lorbio, a sus vecinos de cama, los llama Derechino e Izquierdino: Derechino parece ligeramente más joven que él; Izquierdino es el más viejo de los tres; en cuanto al resto, los tres siempre hacen las mismas cosas, o casi, a la misma hora y con los mismos movimientos. En este sentido, puede decirse que ninguno vio nunca a tres compañeros de habitación estar tan perfectamente de acuerdo (…)
Cuando Lorbio se levanta para mostrar a Izquierdino la nueva novela de Tarzán que le trajo su prima, y se la ofrece para compararla con la que poco antes su amigo recibió de regalo de su sobrina, Derechino se levanta discretamente y dirigiendo la espalda a los dos muestra él también su novela de Tarzán al otro vecino de cama. Y él hace esto porque en la vasta sala, hasta donde la mirada se pierde, todos los enfermos se levantaron al mismo tiempo para comparar sus novelas de Tarzán. Pero Lorbio no presta atención a los enfermos lejanos, sobre todo porque no ve bien y además porque no sabe ni quiénes son ni cómo se llaman.

J. RODOLFO WILCOCK. El estereoscopio de los solitarios. Edit. EDHASA

20120426

H... DE HÉROE

Lanzarote me miró fijamente, con aquellos ojos que cambiaban de color según el acorde de la voz y dijo con oscuro énfasis:
-¡Necesitamos un héroe, compañero!
-No entiendo.
-Es muy sencillo. Estamos atascados. No hay salto adelante. No nos engañemos. De mí para ti, compañero, el estiércol que fecunda la Historia es la sangre. ¡Alguien tiene que morir por la causa!
—¿Qué estás diciendo? Rechazamos la violencia hace tiempo. Si yo estoy con vosotros es por
eso. Porque quería luchar contra la muerte.
—Escucha bien, Arturo. No se trata de matar. Se trata de lo contrario. De una inmolación.
Alguno de nosotros tiene que sacrificarse para que nazca un héroe. Morir para triunfar. ¿Entiendes ahora?

MANUEL RIVAS. Las llamadas perdidas (El héroe). Edit Alfaguara

20120421

G... DE GRIEGOS (...y griegas desconocidas...)

¿Piensas tú que el arte griego nos cuenta alguna vez cómo eran los habitantes de Grecia? ¿Crees que las mujeres atenienses eran como las majestuosas figuras del friso del Partenón, o como esas maravillosas diosas que aparecían sentadas en los frontones triangulares del mismo edificio? Si juzgas por el arte, ciertamente lo eran. Pero lee a una autoridad como Aristófanes, por ejemplo. Te enterarás de que las damas de Atenas iban muy ceñidas, calzaban tacones altos, se teñían el pelo de rubio, se pintaban y se daban colorete, y eran exactamente como cualquier tonta mundana o descarriada de nuestros días. El hecho es que nos asomamos a los tiempos pretéritos exclusivamente a través del arte, y es una gran suerte que el arte no nos haya dicho la verdad  ni una sola vez.
OSCAR WILDE. La decadencia de la mentira. Edit. Siruela

20120416

F...DE FRANCESES (o cualquier otro lugar…)

¿Qué es exáctamente lo que tienes contra los franceses?
¿El qué?
Ese desprecio constante, esa actitud. Ahora los niños la han adoptado.
¿En serio?
Sí, en serio. No quiero que crezcan adoptando acitudes como ésta. Quiero que viajen, que vayan a sitios, que sean abiertos de mente.
¿A Francia? ¿Quieres que vayan de viaje a Francia?
Claro que sí. Me gustaría mucho que viesen Francia. ¿Por qué no?
Bueno, pueden ver Francia si quieren. Me da igual que vean Francia.
No querrán ver Francia si ya tienen cosas en contra.
¿Cómo qué?
Se burlan del acento. Creen que lo francés es pretencioso y estúpido.
En eso tienen razón.
No tiene gracia, Henry. A ti a lo mejor te lo parece pero ellos no entienden ese tipo de sarcasmo. Son demasiado pequeños. Creen que va en serio.
Es que va en serio.
No se puede hablar contigo.

Sam Shepard. EL GRAN SUEÑO DEL PARAISO. Edit. Anagrama

20120414

E... DE ENFERMEDAD


La enfermedad, en cuanto fuerza indefinida, es una amenaza potencial contra nuestra existencia, y todos somos altamente conscientes de que esa existencia es única. En otras palabras, la enfermedad participa de nuestra propia singularidad. Al temer su amenaza, la abrazamos y la hacemos especialmente nuestra. Por eso se siente tan aliviados los pacientes cuando el médico da un nombre a aquello que les aqueja. Puede que el nombre no signifique nada para ellos; pueden que no entiendan nada de lo que significa, pero puesto que tiene un nombre, habrá de tener también una existencia separada de ellos. Ahora pueden luchar contra ello, o quejarse de ello. Cuando la dolencia es reconocida, es decir, definida, limitada y despersonalizada, uno se hace más fuerte.

John Berger. UN HOMBRE AFORTUNADO. Alfaguara

20120214

D... DE DINERO (qué si no...)



(…) Se acerca el invierno, la gente necesita ropa.
Es preciso, pues, comprar algodón
y no darle salida.
Cuando el frío llegue, encarecerán los vestidos.
Las hilanderías pagan jornales excesivos.
En fin, que hay demasiado algodón.
Pero ¿qué es realmente el algodón?
¡Yo qué sé lo que es el algodón!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el algodón.
No sé más que su precio.
El hombre necesita abundante comida
y ello hace que el hombre salga más caro.
Para hacer alimentos se necesitan hombres.
Los cocineros abaratan la comida,
pero la ponen cara los mismos que la comen.
En fin, son demasiado escasos los hombres.
Pero ¿qué es realmente un hombre?
¡Yo qué sé lo que es un hombre!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es un hombre.
No sé más que su precio

CANCIÓN DEL COMERCIANTE; Bertold Brecht. Edit. Alianza