¿Piensas tú que el arte griego nos cuenta alguna vez cómo
eran los habitantes de Grecia? ¿Crees que las mujeres atenienses eran como las majestuosas figuras del friso del
Partenón, o como esas maravillosas diosas que aparecían sentadas en los frontones triangulares del
mismo edificio? Si juzgas por el arte, ciertamente lo eran. Pero lee a una autoridad como Aristófanes,
por ejemplo. Te enterarás de que
las damas de Atenas iban muy ceñidas, calzaban tacones altos, se teñían el pelo
de rubio, se pintaban y se daban colorete, y eran exactamente como cualquier
tonta mundana o descarriada de nuestros días. El hecho es que nos asomamos a
los tiempos pretéritos exclusivamente a través del arte, y es una gran suerte
que el arte no nos haya dicho la verdad ni
una sola vez.
OSCAR WILDE. La decadencia de la mentira. Edit. Siruela
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