“Si usted sigue esta calle se topa con la Museumsinsel. Allí se encuentra el Pergamonmuseum, donde puede usted recorrer el Paseo de los Leones de Babilonia.” Marie quedó sorprendida. “¿Estuvo usted alguna vez allí?”, preguntó. “No hay Museo que no conozca -respondió el doctor Maak con una sonrisa-. Los museos son la forma más perfecta del viaje; permiten conocer lugares distantes y maravillosos sin moverse de la ciudad. En cierta forma, son como la memoria de un viejo.
Están poblados de acontecimientos y de cosas que ya no significan nada.» Marie no supo qué decir. «¿Me llevará allí alguna vez, herr doktor Maak?», le suplicó. El doctor Maak respondió: «Al regresar de mi viaje a Marruecos iremos al Museo y al terminar, en la calle Am Kupfergraben, le compraré una manzana con caramelo». Marie sonrió.
Patricio Pron. El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan. Mondadori
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