Me levanté para irme a dormir. No se merecía ninguna aclaración, pero quise ser indulgente y le dije:
-Excepto la sombra, papá. Hace un minuto dijiste que todas las cosas del mundo tienen por lo menos dos caras. Casi tuviste toda la razón, olvidaste que la sombra, por ejemplo, tiene siempre solo una. Si no me crees, puedes ir y comprobarlo. Incluso podrías hacer uno o dos experimentos. Tú mismo me enseñaste que no existen reglas sin excepciones que las confirmen y que es absolutamente incorrecto generalizar. Te has olvidado completamente de lo que me enseñaste.
Eso es lo que dije. Me levanté, recogí, puse todo en el fregadero y me fui a mi habitación.
Amos Oz. Una pantera en el sótano. Siruela, Debolsillo.
Amos Oz. Una pantera en el sótano. Siruela, Debolsillo.
Leído este fragmento de forma aislada, y considerando que el hijo estuviera en la pubertad (ésa que ahora dura tanto), me sugiere dos ideas: 1.- Que es verdad que a veces no se predica con el ejemplo, que, cuando es bueno, es lo único convincente para educar; y 2.- Que los hijos tienen una fase en que les sirve cualquier escusa para "destruír" al padre. Eso sí, desde la posición de padre, en situaciones similares a la del texto, te queda el consuelo de ver que no son tontos del todo y que saben pensar aunque sea retorcidamente, jajaja.
ResponderEliminarGracias por regalar fragmentos escogidos de literatura con estupendas fotos tuyas. Un abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar...es que el chaval ha sido acusado anteriormente como traidor, Luis, y la traición siempre siempre siempre tiene dos caras... por lo menos... gracias
ResponderEliminar...Y las dos sombras de la imagen... vienen como anillo al dedo (del texto)
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