ALFABETICAMENTE HABLANDO...

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C... DE COMUNICARSE

Sin embargo, en otra ocasión, en el vestíbulo subterráneo del metro, donde estalló de repente una pelea por un motivo cualquiera, Budai tuvo la extraña sensación de que la demás gente, también, no hacía más que proferir expresiones sonoras completamente desprovistas de sentido y que, claramente, nadie escuchaba a nadie. ¿Habría que contemplar la posibilidad de que las propias personas no se comprendan unas a otras? ¿Que los habitantes se expresen en dialectos variados, incluso en idiomas varios? Por un momento, una idea descabellada le pasa por la cabeza, que, por cierto, tiene bastante recalentada: ¿habrá acaso tantas lenguas como personas hay?
Ferenc Karinthy. Metrópolis, Edit. Funambulista.

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