ALFABETICAMENTE HABLANDO...

abandono ahogado album aldea alojamiento amor anecdota animales antigüedad arte aseo astronomía ATXAGA AUB AUSTER BAUSCH BAXTER belleza BERGER beso BORGES BRECHT BUKOVSKI CALVINO camino campo CAPOTE casa casado cazador celos centro comercial CHEJOV cielo ciencia ciudades COETZEE colores comunicación comunión. iglesia conductor cuento cuerpo cuidar cura DELIBES deseo desgracia despertar desprecio difuntos dinero dios diseño disfraz dormir DOSTOIEVSKI duda edad emigrantes enfermedad equivocarse escritor espejo estrellas estúpido excepción fábula fecha festín fiesta filosofía flores franceses frío frontera fuego GALDOS GALEANO GARCÍA MARQUEZ GLANTZ gramática griegos GROUCHO MARX héroe hielo HIERRO historia hospital hotel humanidad idiomas imaginación imprescindible insomnio invento invierno IWASAKI jefes juego KAFKA KALFUS KARINTHY KRAUS LABARI laberinto ladrón leer lenguas lento libros LLAMAZARES llaves lluvia maestros MAGRIS mandar MANKELL manos MARGARIT matemáticas memoria mentira MILLÁS mirar MONZO muerte mujer MUÑOZ MOLINA MURAKAMI museo naciones naturaleza NIETZSCHE niños noticias O`CONNOR obedecer ojos olvidar oso OZ PAASILINNA paisajes patio patria pensamiento pérdida PEREZ ESTRADA pies pobreza precio prisa progreso PRON pueblo recordar reglas religión resucitar RIECHMAN riqueza RIVAS rosas rurales rusos sabiduría SANCHEZ FERLOSIO sangre SANTANA SAROYAN SHEPARD sinceridad sirena soledad sombras sueño SWIFT TABUCCHI tortura trabajo tristeza universo urbanismo vanidad VARGAS LLOSA veintitantos ventana ver verdad viajar vivir WILCOCK WILDE zapatos ZWEIG

20101116

I... DE IMAGINACIÓN

Cuando Juan salió al campo, aquella mañana tranquila, la montaña ya no estaba. La llanura se abría nueva, magnífica, enorme, bajo el sol naciente, dorada.
Allí, de memoria de hombre, siempre hubo un monte, cónico, peludo, sucio, terroso, grande, inútil, feo. Ahora, al amanecer, había desaparecido.
Le pareció bien a Juan. Por fin había sucedido algo que valía la pena, de acuerdo con sus ideas.
-Ya te decía yo -le dijo a su mujer.
-Pues es verdad. Así podremos ir más deprisa a casa de mi hermana.
Max Aub. Escribir lo que imagino (Alba Editorial)

2 comentarios:

  1. Encantador. Enhorabuena por la selección. Me acabo de sumar a tus seguidores. Gracias por tus regalos

    ResponderEliminar
  2. Gracias Luís... si es que te tengo que querer...ja ja ja

    ResponderEliminar