ALFABETICAMENTE HABLANDO...

abandono ahogado album aldea alojamiento amor anecdota animales antigüedad arte aseo astronomía ATXAGA AUB AUSTER BAUSCH BAXTER belleza BERGER beso BORGES BRECHT BUKOVSKI CALVINO camino campo CAPOTE casa casado cazador celos centro comercial CHEJOV cielo ciencia ciudades COETZEE colores comunicación comunión. iglesia conductor cuento cuerpo cuidar cura DELIBES deseo desgracia despertar desprecio difuntos dinero dios diseño disfraz dormir DOSTOIEVSKI duda edad emigrantes enfermedad equivocarse escritor espejo estrellas estúpido excepción fábula fecha festín fiesta filosofía flores franceses frío frontera fuego GALDOS GALEANO GARCÍA MARQUEZ GLANTZ gramática griegos GROUCHO MARX héroe hielo HIERRO historia hospital hotel humanidad idiomas imaginación imprescindible insomnio invento invierno IWASAKI jefes juego KAFKA KALFUS KARINTHY KRAUS LABARI laberinto ladrón leer lenguas lento libros LLAMAZARES llaves lluvia maestros MAGRIS mandar MANKELL manos MARGARIT matemáticas memoria mentira MILLÁS mirar MONZO muerte mujer MUÑOZ MOLINA MURAKAMI museo naciones naturaleza NIETZSCHE niños noticias O`CONNOR obedecer ojos olvidar oso OZ PAASILINNA paisajes patio patria pensamiento pérdida PEREZ ESTRADA pies pobreza precio prisa progreso PRON pueblo recordar reglas religión resucitar RIECHMAN riqueza RIVAS rosas rurales rusos sabiduría SANCHEZ FERLOSIO sangre SANTANA SAROYAN SHEPARD sinceridad sirena soledad sombras sueño SWIFT TABUCCHI tortura trabajo tristeza universo urbanismo vanidad VARGAS LLOSA veintitantos ventana ver verdad viajar vivir WILCOCK WILDE zapatos ZWEIG

20111122

O... DE OJOS (que no ven...)

Mi tía era muy hermosa y, al verme, sonrió con admiración. Volviéndose hacia mi madre, le dijo:
-Sabes, Minnie, Julius tiene los ojazos castaños más bonitos que he visto en mi vida.
Hasta aquel momento yo no había reparado en mis ojos. Oh, estaba al tanto de que era miope, pero nunca se me habría ocurrido pensar que fuesen nada extraordinario. Consciente ya de mis recién descubiertos encantos y a pesar de que ella no volvió a reparar en mí, alcé las cejas tanto como pude y clavé la mirada en ella de forma descarada con la esperanza de que si mis ojos continuaban sobresaliendo, me echaría un nuevo cumplido. Pero no, estaba ocupada cotilleando con mi madre y al parecer se había olvidado completamente de mí. Seguí merodeando frente a ella, deseando que dijera otra vez algo agradable sobre mis ojazos color castaño.
Habría de pasar mucho tiempo antes de que mirara al espejo… y descubriera que mis ojos son grises.
Groucho Marx MEMORIAS DE UN AMANTE SARNOSO. Edit. Tusquets

1 comentario:

  1. Qué humor más dulce -bien plasmadas las reacciones desde la perspectiva de un niño- y a la vez tan descarnado y mordaz -esas reacciones de la tía adulta, de cumplido, superficiales, casi como las reacciones tan frecuentemente vistas en este mundillo de los blogs :-)
    Un placer de verdad. Un abrazo

    ResponderEliminar