Hoy era martes, día de pies. Tenía la semana distribuida en órganos y miembros: lunes, manos; miércoles, orejas; jueves, nariz; viernes, cabellos; sábado ojos y, domingo, piel. Era el elemento variable del nocturno ritual, lo que le confería un aire cambiante y reformista. Concentrarse cada noche en una región de su cuerpo le permitía cumplir más obsequiosamente con su aseo y preservación; y, asimismo, conocerla y quererla más. Dueño cada órgano y sector por un día de sus afanes, quedaba garantizada la perfecta equidad en el cuidado del conjunto: no había favoritismos, postergaciones, nada de odiosas jerarquías en el trato y consideración de la parte y del todo. Pensó: «Mi cuerpo es aquel imposible: la sociedad igualitaria».
Vargas Llosa. Elogio de la madrastra (Tusquets)
Vargas Llosa. Elogio de la madrastra (Tusquets)
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