Mi tía era muy hermosa y, al verme, sonrió con admiración. Volviéndose hacia mi madre, le dijo:
-Sabes, Minnie, Julius tiene los ojazos castaños más bonitos que he visto en mi vida.
Hasta aquel momento yo no había reparado en mis ojos. Oh, estaba al tanto de que era miope, pero nunca se me habría ocurrido pensar que fuesen nada extraordinario. Consciente ya de mis recién descubiertos encantos y a pesar de que ella no volvió a reparar en mí, alcé las cejas tanto como pude y clavé la mirada en ella de forma descarada con la esperanza de que si mis ojos continuaban sobresaliendo, me echaría un nuevo cumplido. Pero no, estaba ocupada cotilleando con mi madre y al parecer se había olvidado completamente de mí. Seguí merodeando frente a ella, deseando que dijera otra vez algo agradable sobre mis ojazos color castaño.
Habría de pasar mucho tiempo antes de que mirara al espejo… y descubriera que mis ojos son grises.
Groucho Marx MEMORIAS DE UN AMANTE SARNOSO. Edit. Tusquets
Qué humor más dulce -bien plasmadas las reacciones desde la perspectiva de un niño- y a la vez tan descarnado y mordaz -esas reacciones de la tía adulta, de cumplido, superficiales, casi como las reacciones tan frecuentemente vistas en este mundillo de los blogs :-)
ResponderEliminarUn placer de verdad. Un abrazo