Ese año de importancia universal, 1837, en el que por vez primera el telégrafo logró que la experiencia humana hasta entonces aislada fuera simultánea, raramente consta en nuestros libros escolares, que por desgracia siguen considerando más importante hablar de las guerras y de las victorias de los distintos generales y naciones, en lugar de hacerlo sobre los verdaderos triunfos de la humanidad, por ser comunes. Y sin embargo ninguna otra fecha de la historia reciente puede compararse en cuanto a sus efectos psicológicos con esa transformación del valor del tiempo. El mundo ha cambiado desde que en París es posible saber lo que está ocurriendo al mismo tiempo en Amsterdam, en Moscú, en Nepal o en Lisboa. Sólo falta dar un último paso y también otras partes del mundo estarán incluidas en ese grandioso conjunto y se habrá creado una conciencia común a toda la humanidad.
Stefan Zweig. MOMENTOS ESTELARES DE LA HUMANIDAD. Edit. Acantilado
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